En esta entrada al blog, quiero tratar un sentir personal y compartirles una de las lecturas que he retomado en estos días: “Sobre la vejez” de Marco Tulio Cicerón. Espero que, aunque este post parece algo personal, no pierda el objeto educativo de la página en general, sino que la experiencia y la obra sea de reflexión y aprendizaje.
Creo que llega cierto momento de la vida en la que, algunos eventos suelen ser ya no tan emocionantes, sino frustrantes, monótonos y generan cierta incertidumbre, justo en este año la fecha de mi cumpleaños no fue tan esperada como otros años, en parte por la situación actual que estamos viviendo en todo el mundo, en parte porque yo me sentía insatisfecha con mi vida, cansada, incluso vieja, sin siquiera ser una mujer de muy avanzada edad, pues cumplí 34 años.
Hasta el momento, me queda cierta incertidumbre sobre porqué me invadió ese pesar en esa fecha, pero también recuerdo que no es un sentimiento nuevo, y que muy probablemente no es único en mí, sino que varias personas han pasado en algún momento por esa sensación. Entonces, me puse a reflexionar sobre mi edad y el miedo a la vejez, sin más también recordé la obra de Cicerón.
De esa obra, he extraído algunas de las frases con las que más me he identificado, me han hecho recapacitar sobre el paso de la vida, mis logros, mis fuerzas y, por supuesto, mi edad y los miedos a los que todos nos podemos enfrentar en alguna etapa de cambio, estrés, ya sea por una situación personal o por algo externo, no importa, todos en algún momento podemos sentirnos así y eso está bien, pero sólo por un momento, después hay que reflexionar sobre ello y resolver, buscar, comprender lo que sucede y continuar.
Antes de poner las frase que quiero compartir, cabe recordar que a Cicerón le gustaba escribir algunas de sus obras a modo de diálogo platónico, por eso pone estas palabra en boca de Catón, un hombre sabio de avanzada edad que explica el tema de la vejez a sus interlocutores, Escipión y Lelio, quienes le piden que les explique cómo es que sobrelleva la vejez. Sabiendo de que trata la obra, la primera frase que quiero compartir es la siguiente:
“Quibus enim nihil est in ipsis opis ad bene beateque vivendum, iis omnis aetas gravis est; qui autem omnia bona a se ipsi petunt, iis nihil malum potest videri quod naturae necessitas afferat.”
“En efecto, para quienes no tienen en sí mismos recurso alguno para vivir bien y dichosamente, toda edad es pesada. Mas quienes buscan todos los bienes en sí mismos, a éstos no puede parecerles malo nada que aporte la necesidad de la naturaleza.”
Ese “recurso”, “opis” en la latín, se refiere al poder, medio, fuerza, incluso riqueza, sin duda, es un elemento esencial en la vida, tener recursos para vivir bien, pero el autor nos hace reflexionar al decir que si buscamos en nosotros todas las cosas buenas “omnia bona a se ipsi petunt” nada que la naturaleza necesariamente aporte puede ser malo. Y es que, en la actualidad, estamos tan bombardeados de banalidades que nos olvidamos de la riqueza que hay en nuestro interior y este fragmento ha venido a subir un poco nuestra autoestima, o bien, nos pide que trabajemos en nosotros y no sólo en lo material.
“In hoc sumus sapientes, quod naturam optimam ducem tamquam deum sequimur eique paremus, a qua non veri simile est, cum ceterae partes aetatis bene descriptae sint, extremum actum tamquam ab inerti poeta ese neglectum.”
“Soy sabio en esto en que sigo como a un dios la naturaleza, óptima guía, y la obedezco; pues no es verosímil que, habiendo ella distribuido bien las otras etapas de la existencia, haya descuidado el último acto, como un poeta falto de arte.”
Aquí, sin mucho que agregar, el autor nos invita a ser como él, nos afirma que es sabio al segur el curso de la vida, obedecerla como a un dios, pues es perfecta y no podemos caer en la insensatez de cuestionar sus tiempos, sus actos o juzgarla por hacer mal su obra, la vida misma.
“Moderati enim et nec difficiles nec inhumani senes tolerabilem senectutem agunt; importunitas autem et inhumanitas omni aetati molesta est”
“Los viejos moderados y no intratables ni impertinentes pasan una vejez tolerable; en cambio, la importunidad e impertinencia es molesta a toda edad.”
Este último fragmento que comparto me impactó demasiado, porque muchas veces vivimos tan estresados, somos tan ingratos con lo que tenemos y nos presentamos ante la vida y ante las personas que nos rodean con tan mala actitud que justo resultamos intolerables, caemos más en ese error cuando lo justificamos y acusamos a otros de ser los inoportunos y faltos de sensatez.
Para Cicerón existen cuatro causas por las que parece miserable la vejez: uno, porque aparta de administrar los negocios; dos, porque hace débil el cuerpo; tres, porque priva de los placeres y cuatro, porque acerca a la muerte. Cada una de esas razones las va refutando con experiencias de personajes conocidos por sus interlocutores. Pero ya que este comentario ha llegado a su fin y para no contar todo el libro, te invito a que descubras por ti mismo cómo es que el autor encuentra en cada una de las cuatro causas, las razones para negarlas.
Espero que esta publicación haya sido de tu agrado, que te haya hecho reflexionar y te haya motivado a leer la obra “Sobre la vejez” de Cicerón. También recuerda compartir si te ha gustado por correo o en tus redes sociales y te espero aquí para seguir aprendiendo sobre el mundo grecolatino y tradición clásica.